martes, 2 de septiembre de 2008

Robinho se va al garete

Una parte de mi ser madridista, la más forofa, está completamente de acuerdo con Borja en que lo que Robinho se hubiera merecido es una buena dosis de grada aderezada de una suculenta multa económica por lenguaraz. Pero el caprichoso destino ha querido que el buen brasileño haya acabado en un equipo inglés de medio pelo afincado en una fea y lluviosa ciudad industrial en el que, con toda probabilidad, acabará con una "saudade" de aquí te espero.
Bueno, yo diría de todos modos que más que el destino, el que ha acabado por llevarse a Robinho al City ha sido su "eficiente" representante, que es el más beneficiado de todo este tinglado. A mayor sueldo de su representado, mayor tajada para él. Chapeau para Ribeiro, que ha sido capaz de sacarle seis millones a los ingleses por un jugador que en tres años ha jugado a lo sumo una veintena de partidos como Dios manda en el Madrid. Y, por qué no, para el Madrid, que tal y como estaba la cosa, ha sacado 42 millones al contado, que no son moco de pavo. Siendo realistas, ni el bueno de Schuster ni toda la psicología infantil del mundo que se le hubiese ocurrido aplicar habrían servido para recuperar al futbolista para el Madrid, así que lo mejor era coger la pasta de los saudíes y a otra cosa.
¿Conseguirá ahora Robinho convertirse, como era su anhelo, en "el mejor futbolista del mundo fuera del Madrid? Pues me atrevería a decir que en un equipo como el City no. Lo peor de su comportamiento en todo este asunto es que, ya puestos a hablar, que hubiese dicho las cosas claras. Que hubiese dicho que lo de convertirle en moneda de cambio de Cristiano Ronaldo no era de su agrado y que esa era la principal razón para querer irse, porque está claro es que si piensa que en el City progresará futbolísticamente, hablando, apañado va. Ya puede marcar 50 goles para que el Manchester o el Chelsea se planteen el año que viene sacarle de ahí pagándolo 7 u 8 millones, o acabará siendo una medianía futbolística. Una pena que Abrahamovich no estuviese muy enamorado de él pues, de haberlo deseado sinceramente, el ruso hubiese puesto 45 kilos encima de la mesa tan tranquilo para llevárselo a su equipo.
Lo de que no es un pesetero, pues mire usted, a lo mejor él no, pero su representante, volviendo al principio, sí. Y es precisamente el señor Ribeiro el que le ha conseguido un contratazo, cierto es, pero en un equipo de segunda fila. Allá ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si el Barça está contento por empaquetar a Ronaldinho al Milán, el Madrid está dando palmas con las orejas por sacar tanta pasta de un jugador en mi opinión normalito. Es bueno pero irregular.
Pero si he alucinado por la pasta que ha costado Robinho flipo mucho más por la que han pagado por Bervatov. Quién coño es este tipo para costar 50 kilos, pero por dios, nos hemos vuelto locos? Dónde está la supuesta crisis?
Una pena que los árabes no se fijasen en Oleguer...