Los "pajotes" sobre Van der Vaart

En episodios anteriores de "Sucesores", como dirían en las series americanas de los ochenta, hablaba de la propensión que por naturaleza tenemos los periodistas a compararlo todo, para bien y para mal. Que si la gasolina es mucho más cara en Alemania que en España -¡no te jode, también los sueldos son "pelín" diferentes-, que si ahora la gente echa menos "kikis" que antes -ya sabéis, el trabajo deja poco tiempo, en verano se suda mucho y se cansa uno y en invierno no es plato de gusto quedarse con el culo al aire-...; todo lo comparable se compara. Y el fútbol no es una excepción. Es más. Comparar a noveles futbolistas con talento con míticos jugadores ya retirados se ha convertido en axioma. Cada cierto tiempo aparece el nuevo Zidane, el nuevo Pelé, el nuevo Di Stefano..., y al final, cada vez que a alguien se le ocurre confeccionar uno de esos onces imposibles con los mejores de la historia acaban apareciendo casi siempre los mismos jugadores, con una modificación cada 20 o 30 años.
En la inmensa mayoría de ocasiones, las comparaciones acaban siendo muy dañinas para el jugador, especialmente si es muy joven, pues acaba sucumbiendo a la presión de haber sido designado sucesor de un mito inalcanzable. Se generan unas expectativas a su alrededor imposibles de cumplir y futbolistas muy buenos acaban siendo considerados "del montón" por haber cometido el "pecado" de no alcanzar la excelencia y el virtuosismo de los antes citados.
Ahora le llega el turno de las comparaciones imposibles a Van der Vaart. Al nuevo jugador del Real Madrid se atreven a compararle algunos con Cruyff y Van Basten. Ahí es nada. Cualquier aficionado al fútbol, sin haber visto jugar una sola vez al holandés, puede concluir por sí mismo que ni por asomo llega a acercarse a ambos. Si lo fuera, ¿es posible que hasta los 25 años no haya fichado por uno de los grandes clubes del mundo? ¿Y como es que el Madrid ha pagado por él sólo 13 millones de euros cuando se está planteando pagar 85 por Cristiano Ronaldo o desembolsó en su día 30 por Pepe?
No hace falta ser Monchi, tan de moda en los últimos años por su perspicaz ojo clínico para fichar bueno y barato -aunque el año pasado estuvo un poquito estrábico-, para darse cuenta de que también en este caso, como en tantos otros, las comparaciones, más que odiosas, son desatinadas en un 99 por ciento de las ocasiones.