¿Qué ve Schuster en Ballack?

Son muchos los que opinan, no sin razón, que el Chelsea le metió un gol por la escuadra al Madrid el verano pasado vendiéndole a Robben por 36 millones de euros, sobre todo, visto el rendimiento que ha ofrecido el holandés. Sacar conclusiones a toro pasado es sencillo. Lo difícil es aventurar el rendimiento de un jugador antes de contratarlo. A priori, Robben no parecía mal fichaje. Es cierto que tenía fama de "hombre de cristal" y que, fiel a la misma, se ha lesionado más de lo esperado, pero también lo es que en lo que va de 2008 ha aguantado bastante bien, dado que su última lesión fue fruto de una criminal entrada en Huelva. Otra cosa es su rendimiento, que entre lesiones y falta de forma no ha estado a la altura de los 36 millones pagados.
Pese a este cúmulo de inconvenientes, que el Madrid se trajese a Robben tiene un pase, aunque su precio estuviera inflado. Lo que no tiene ni medio es el amor ciego que Schuster le profesa a su paisano Ballack. Ayer, en el partido contra el Liverpool, no rascó bola, como, por otra parte, viene haciendo prácticamente desde que fichó por el Chelsea. El alemán es uno de esos tipos a los que no se para de alabar por no se muy bien que razón. ¿Alguien podría destacar una de las virtudes que le hacen tan fantástico? ¿Acaso es rápido, es técnico, es un centrocampista goleador, un recuperador, un pasador?
Con un historial médico en los últimos años digno de Prosinecki y 31 años recién cumplidos, que el Chelsea no se lo quisiera empaquetar al Madrid cuando tuvo la ocasión no tiene una explicación muy lógica. Y si de empaquetar hablamos, hablemos de esos grandes paquetes comprados a precio de oro por los equipos españoles en los últimos años como el ínclito croata citado al comienzo de este párrafo. No me digais que no es sencillo encontrar unos cuantos.