Las vergüenzas del fútbol alemán

Del partido de ayer entre el Getafe y el Bayer de Munich se pueden hacer un par de lecturas rápidas. La primera deja en muy mal lugar al Real Madrid. Los azulones demostraron que el Bayern no es tan fiero como lo pintan. Los alemanes se ha reforzado este año con jugadores de calidad como Toni o Ribery pero, tal y como demostraron ayer los madrileños, en cuanto se les esconde el balón, se quedan sin luces. Superado el arreón inicial, en el que los alemanes consiguieron el gol y embotellaron el Getafe en su área por empuje, que no por fútbol, los de Laudrup recuperaron el esférico y dejaron secos a los bábaros.
Que el Madrid no fuese capaz de hacer lo mismo el año pasado ante un equipo que andaba mal y tenía peor plantilla habla muy mal de aquel equipo blanco, aunque lo cierto es que cada vez que el Madrid pisa suelo alemán, le domina una desazón tremenda. Por alguna extraña y exotérica razón, a los madridistas se les afloja el esfinter y se dejan aplastar por el músculo alemán sin rechistar. Porque los germanos, y aquí encardina la segunda lectura, son poco más que eso: músculo en estado puro, como demostró ayer el Bayern y el martes el Schalke 04. Encontrar un equipo alemán que practique buen fútbol, de calidad, es tan complicado como que España pase de los cuartos de final de un Mundial. Aunque, para ser justos, hay que reconocer que al menos saben a lo que juegan y lo llevan hasta sus últimas consecuencias. Y eso no es poco en el fútbol de hoy, sobre todo, a la vista de los resultados que tan paleolítico juego les ha reportado en las competiciones internacionales tanto a nivel de clubes como de selección.