Sí, amigo Borja, el deporte profesional es pasta. ¡Todo por la pasta! Y si los encargados del tinglado son los americanos, más todavía. Por eso me han sorprendido bastante las informaciones que publican hoy algunos periódicos en las que se asegura que el estadounidense Malcolm Glazer, dueño del Manchester United, está dispuesto a sentar en la grada a Cristiano Ronaldo antes que vender al portugués al Real Madrid.
Si al señor Glazer le sobran 70 u 80 millones de euros, que reparta, que ya sabremos los demás como emplearlos. Y si el buen hombre quiere algún hijo adoptivo, que se pase por mi oficina. Seamos serios. Nadie con dos dedos de frente puede creerse ni por asomo que el norteamericano esté dispuesto a castigar a Ronaldo a ver los partidos del United desde el palco de jugadores. Ante todo, Glazer es un hombre de negocios, y mal negocio haría dejando al portugués en la grada si este se empeña en irse al Real Madrid. En primer lugar, porque dejaría de ingresar esos 70 u 80 millones de euros en los que se habla podría cerrarse la operación, con lo que no sólo no contaría con Ronaldo, sino con los posibles refuerzos que podría comprar con ese dinero. Tal y como está el mercado, el Manchester podría fichar a dos o tres futbolistas de primera fila con esa cantidad. Y eso, al final, redundaría en un bajón en el rendimiento del United que, para aquellos que no lo sepan, cotiza en bolsa desde junio de 2001. No creo yo que al bueno de Glazer le interese que su equipo encadene una racha de malos resultados en Champions y Premier, sus acciones se desplomen y el pierda sus buenos dinero.
Supongo que Glazer también pensará que si vende a Ronaldo sus acciones caerán, pero también vendió a Beckham, mucho menos decisivo que el portugués, y ahí sigue el club inglés. Por no hablar de la bomba de relojería que dejaría en el vestuario, con la estrella del equipo ardiendo en deseos de salir pitanto hacia otra parte. ¿Qué dirían el resto de sus compañeros? ¿Te entendemos, pero eres un desgraciado que no arrima el hombro?
Karembeau sufrió un ostracismo similar al que ahora se baraja antes de que el Sampdoria lo vendiese al Madrid, cosa que al final ocurrió. Le pese a quien le pese, los futbolistas tienen la sartén por el mango.
lunes, 2 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario