Hace una semanas, discutía con el bueno de Rodri -para los que no le conozcan, periodista de Marca y novio de una buena amiga- sobre la impronta que en la historia del fútbol han dejado jugadores completamente irrelevantes desde un punto de vista futbolístico. Ahí están los casos de Karembeau y Anelka, un verdadero inútil el primero y un medio desequilibrado mental el segundo -lástima de cabeza, porque algo de fútbol, como ha demostrado en los últimos años, tiene- . Mal que les pese a muchos, ambos han entrado en los anales de la historia del fútbol por participar decisivamente en la consecución de dos de las últimas Copas de Europa del Real Madrid y, lo que es más terrible, Anelka puede ganar una segunda prácticamente sin dar un palo al agua en el Chelsea.
Supongo que, para la mayoría de lectores de este blog, reconocidos todos como grandes seguidores de Higuaín, más horripilante que lo del francés será tener que admitir que el argentino ha sido decisivo en la consecución de las dos últimas Ligas del Real Madrid. Le pese a quien le pese, Higuaín ha hecho una recta final de campeonato muy buena, igual que el año pasado, ha marcado goles decisivos -igual que Henry, que ayer metió dos goles importantísimos en el seis a cero del Barça al Valencia, un partido muy igualado, como se puede ver- y ha demostrado que es un buen jugador de fútbol.
Y ahora puede empezar el festival de palos a esta columna, pero las cosas son así. Dentro de unos años, la gente se acordará de sus goles en Pamplona o del que marcó el año pasado contra el Español en el Bernabéu.
Por cierto, y hablando el Valencia, se nota la marcha de Koeman. Antes les enchufaban los goles de tres en tres y ahora de seis en seis. Un gran salgo adelante, que dirían los chinos.
lunes, 5 de mayo de 2008
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