Está claro que Borja, Laporta y Beguiristain lo que es de cañas no se van a ir juntos. O sí, vaya usted a saber, que con lo caro que está todo, uno no está para despreciar los milloncetes del bueno de Joan. Eso sí, como el tema de conversación sea el Barça, la cosa puede acabar mal, muy mal, del tipo: "Señor Laporta, no tiene usted ni puta idea de fútbol. Y lo tuyo, Txiki, tiene delito majete!".
Y tengan o no idea del asunto del balompié el bueno de Joan y su parentela, lo cierto es que estoy de acuerdo con las reticencias de Borja por el fichaje de Gerard Piqué.
Sin entrar en valoraciones técnicas sobre el futbolista, hay un hecho digno al menos de una reflexión. A Piqué se le ha fichado en Can Barça para que se erija en pilar de la defensa azulgrana, visto el calamitoso rendimiento de Thuram, las incontables lesiones de Márquez y el bajón de Pujol. O sea, para dar el callo en primera línea desde el primer día. La cuestión es si el Barcelona que, como el Real Madrid, no puede darse el lujo de experimentar porque el error les está vetado, acierta descargando tanta responsabilidad en los hombros de Piqué.
Si Ferguson se lo llevó al Manchester es porque algo en las hechuras del chaval que le hacía intuir que escondía un gran central. Sin embargo, cuatro años después, el entrenador escocés lo deja marchar sin mayores reparos por 5,5 millones de euros. ¿Por qué? Sencillamente, porque Piqué no ha logrado hacerse un hueco no ya en el once de los ingleses, sino como primera opción para suplir a los centrales titulares. En los últimos partidos de la temporada, con Vidic lesionado, Ferguson optó por pasar el centro a Brown y tapar la banda derecha con un mediocentro como Hardgreaves mientras Piqué calentaba banquillo. La pregunta es bien sencilla: si el nuevo defensor azulgrana no le sirvió al Manchester como suplente esta temporada, ¿le servirá al Barça para la próxima temporada? Las dudas son, cuanto menos, razonables.
miércoles, 28 de mayo de 2008
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